Box Empresarial

30/04/2020

Buenas perspectivas para la temporada triguera 2020

A poco de iniciarse la temporada triguera 2020 y aunque se está en plena emergencia por la cuarentena sanitaria y el aislamiento social, la actividad en el campo sigue y en algunos casos con un panorama favorable, como es el caso del cereal, con la posibilidad de mejorar el área bajo cultivo y con mercado seguro, en la opinión del experto internacional Mohan Kohli.

Luego de cerrar una zafra con un área cubierta que no pasó de las 430 mil hectáreas, distante de aquellos años en donde se sembraron casi 600 mil ha, las primeras estimaciones apuntan a incrementar la superficie, tomando como referencia la mayor demanda de semillas que incluso redujo considerablemente las existencias, según se supo. “La campaña está para iniciarse pero, como todos están encerrados, hay poca información. En un principio, esperamos que el área aumente un poco, porque el año pasado fue muy bajo y eso nos afecto, a pesar que el rinde no fue mal”, señaló el referente de cereal, Mohan Kohli, a nuestro requerimiento periodístico.

Añadió que para mejorar los números, sobre todo en áreas bajo cultivo y rendimientos, es importante apoyar la parte productiva. Y comentó que la gente consultada no indicó que reduciría su superficie triguera. O va a estar estable o va a aumentar, es la doble posibilidad, según las proyecciones. “Nos gustaría subir y llegar a superar las 600 mil hectáreas, pero manejando realidad, quizás podría llegar a 470 o 480 mil hectáreas. No podemos afirmar eso, pero la demanda por semillas creció. La oferta salió muy rápida y en un momento dado pareció que faltó semillas”, reveló.

Añadió que las existencias de las simientes representan un indicativo para medir la evolución de la superficie. “Todo depende de cuánta semilla se haya producido o esté guardada en manos de los agricultores. Lo que sí puedo decir es que la oferta está saliendo rápida y la gente pregunta. Y aunque pueda ser un factor a preocupar que la disponibilidad va cayendo considerablemente, algo positivo resulta que hay demanda. No quiero tirar cifras, no tengo. Nadie tampoco comenta, pero sí la semilla está saliendo y, de forma cautelosa, se puede decir que la cobertura será mayor a la del año pasado”, sintentizó sobre este punto.

Sobre eventuales incidencias negativas, además del clima, reconoció que la zafriña de maíz tomó predominancia este año y quitó algunas áreas trigueras tradicionales. “Pero estamos hablando de casi 3,4 millones de ha de soja, cuando la superficie del maíz zafriña está en torno al millón de ha. Es decir, uno o dos millones de ha están libres. No veo problema de disponibilidad de área”, manifestó. Sobre la posibilidad de algún perjuicio dado por la pandemia del Covid-19, declarado en marzo por los organismos especializados, dijo que no afectaría, porque toda la producción agrícola está libre de seguir activando. “Aun en pandemia, tenemos que comer”, subrayó.

A favor

Entre los factores que contribuirían a mejorar el desempeño de la campaña del cereal mencionó el clima, que aunque siempre es variable, apunta a un pronóstico muy favorable. “La humedad es buena y se hablan de temperaturas bastante bajas, lo que es bueno para el trigo. No obstante, hay que tener en cuenta probabilidades de heladas. En ese sentido y a pesar que el otro día estaban comentando que no hay mucho riesgo de heladas, no quiero creer eso, porque estimo que una o dos (heladas) van a caer entre agosto y setiembre, como pasó en los últimos años y afectó en la producción final. Es un factor a tener en cuenta”, enfatizó.

Al margen del incremento esperado de área, seguido de buenos rendimientos, existe otro aspecto que puede favorecer al trigo paraguayo, más vinculado a cuestiones comerciales. “Está la retención que implementó Argentina el año pasado, después de tener excelentes producciones en los dos últimos años. Eso alentaría la reducción de su superficie. No se sabe en cuanto, porque nadie quiere poner trigo, tras la sequía y sin levantar la cosecha sojera y la de maíz. Los trigueros están preocupados por una eventual reducción y si eso pasa, la oferta argentina a Brasil también bajaría y eso sería a nuestro favor”, anticipó.

Rememoró que Brasil mantiene cerca de 7,2 millones de toneladas de importación. Y a la tendencia de bajar la superficie argentina, también hubo otro elemento que juega a favor de Paraguay para proveer el cereal al gigante suramericano. “Con Brasil, lo primero es que tenemos el mercado abierto para nuestras exportaciones de trigo y, segundo, que los países proveedores estarían limitando sus envíos. Tal es el caso de Rusia. Brasil intentó negociar con Rusia, pero estos acaban de poner restricciones a sus exportaciones. Esas coyunturas nos vienen como anillo al dedo, con medio o millón de toneladas adicionales, de grano extra, para vender y eso la gente sabe bien”, dijo.

A esto, y justamente por la decisión rusa de no salir a ofrecer trigo, el precio internacional podría estar mejorando. “El año pasado hablábamos de 185 US$ por tonelada o 190 US$ por tonelada. Hoy hablamos por arriba de 200 US$ por tonelada ya para el productor. Casi una diferencia de 20 US$ por tonelada o un poco más con respecto al año pasado. Hay una suba de precio a nivel global y, aunque no favorezca a Brasil por su moneda baja y sus intenciones de aumentar la oferta interna para cubrir su déficit, todas las cifras apuntan a que requerirán de importar al menos 7 millones de toneladas”, reafirmó.

El escenario además indica, con estos niveles de precio y los costos al triguero, que el punto de equilibrio hoy por hoy permite sacar algún margen positivo. “Todo depende qué tipo de tecnología utiliza. Estuve mirando unos datos de la Cooperativa Colonias Unidas. Según estimaciones, si el productor debe producir sin maquinaria propia, requiere de un rendimiento de 2.254 kg/ha. Y si tiene máquina propia, el costo baja a 1.687 kg/ha. Si tomamos como referencia el promedio del rinde agrícola del trigo en la campaña anterior fue de casi 2.700 kg/ha, lo que habla de la posibilidad de no solo alcanzar el punto de equilibrio, sino también tener un margen de rentabilidad”, precisó.

Aclaró que no se debe pensar en grandes números de ingresos finales. “Si mantiene el rendimiento promedio, obtendría una ventaja, pero no sería una gran ventaja. Como siempre digo, con el trigo, el agricultor debe esperar de 10% a 15% de retorno como mínimo. Hay trigueros que van a cosechar 3.500 kg/ha porque el año viene bien, lo más probable que superen los 3.000 kg/ha. En ese caso, ya pueden esperar alrededor de 20% o 25% de retorno. Es un buen retorno”, calificó. Otro aspecto a tener en cuenta es que el consumo local también creció un poco y se ubicó en torno a las 650 mil toneladas, por lo que la diferencia ya pasa a ser saldo exportable, anunció.

En materia de recomendaciones, primeramente indicó a los trigueros a realizar siembras escalonadas, por lo menos dos fechas, una en la recomendada y otra más tardía, por si se deba enfrentar algún periodo de helada a final de temporada, aunque reconoció que para el pequeño agricultor le resulta más complicado escalonar el cultivo. “Quien pueda, que siembre más de una variedad y más de una época”, reiteró. Las fechas ideales varían. Para cultivos en la zona Norte, va de abril hasta el 15 de mayo. Para la zona Sur, se sugiere desde inicios de la segunda semana de mayo hasta casi la cuarta semana de mayo. También abordó sobre las inversiones más adecuadas.

“Siempre digo al productor que hagan sus números y, considerando que tuvimos problemas del clima, que nos hicieron una mala pasada en los últimos tres años, que utilicen una tecnología prudente. Pero aprovechando la temperatura, el potencial de las variedades, todo. Debe tratar de cambiar el dinero que quiere gastar en el control químico de enfermedades. Debe buscar variedades resistentes para que ese dinero del control químico lo ponga en fertilizantes. Esto le va a permitir no aumentar su costo pero, al mismo tiempo, dejaría que la genética funcione a su favor para proteger a las variedades de problemas, como las enfermedades o plagas”, sostuvo.

Reiteró así analizando los escenarios probables. “Si vemos un material de muy alta producción, pero muy susceptible, por citar, a la roya de la hoja. Entonces, el agricultor tiene que hacer dos o tres controles sobre esta variedad solo para protegerla de la roya. Entonces, que optimice. Prudente es que los trigueros vean sus números y usen todas las estructuras de los materiales y no solo una cosa. No porque guste una variedad, se va a sembrar. Ver cuáles son las mejores opciones y que también tenga aceptación en el mercado, porque hay materiales que los molineros no los quieren por la calidad expresada en las últimas campañas y terminan rechazándolos”, advirtió.

Incluso se mostró más a favor de la oferta proveniente de investigaciones locales. “Que los trigueros siembren más las variedades nacionales y hagan una sola aplicación en la espigazón para proteger las plantas de fusarium. Todos nuestros materiales son muy resistentes a las enfermedades foliares. Eso permite ahorrar al productor, aunque sea una aplicación. Representa entre US$ 26 y US$ 30, monto que puede ser destinado a la fertilización para mayor rendimiento. Pero aun si utiliza variedades nacionales, el triguero debe estar muy, muy seguro de que lo que siembre le permitirá sacar mejor provecho de los guaraníes que podría estar gastando por ha”, concluyó.