Notas

26/12/2020

No solo genera riqueza, también dignifica

Muchas veces se resalta la importancia que tiene la producción por su componente económico dentro de los beneficios que aporta a una sociedad, a un país. Sin embargo, la contribución alcanza ribetes no siempre reconocidos pero que hacen a lo global. Así, si bien es cierto tiene una alta participación en la generación de la riqueza, como toda actividad de la economía, se diferencia de otras por dar respuestas a demandas básicas.

Ejemplo de ello constituye la posibilidad de brindar alimentos, generando así una oferta que contribuye sobremanera a la seguridad alimentaria para los consumidores, tanto en lo general como en lo particular, pues se combate al hambre y a la desnutrición. Es decir, no solo colabora con la cuestión económica, que es importante, sino que puede ser respuesta incluso a aquellos sectores más vulnerables.
Otro aspecto que merece destaque igualmente tiene que ver con constituir una actividad que contribuye al arraigo. Representa la posibilidad de evitar fugas de jóvenes o adultos de sus comunidades hacia otros lugares a la espera de cosechar un mejor porvenir para ellos y los suyos. De esta forma se evita un sinfín de situaciones incluso con tintes traumáticos como los que supone la división de las familias o de los núcleos humanos.
Finalmente, y no como dato menor, al ofrecer una ocupación laboral se contribuye a la dignificación de la persona humana. Es un reconocimiento que incluso puede generar hasta falta de convicción de la importancia del trabajo en el campo y sus implicancias para la vida digna. Una vez que se pueda interpretar y reconocer este valor, se tendrá una mejor aproximación de lo que implica la producción en nuestras vidas.