Notas

29/02/2020

Sistemas de Alerta Fitosanitaria

Por: M.Sc. Ing. Agr. José Angel Lesme Brun

Los Sistemas de Alerta Fitosanitaria (SAF) son herramientas que auxilian al productor teniendo como objetivo racionalizar el uso de defensivos agrícolas que actúan en el control de problemas fitosanitários. Estos sistemas deben formar parte del Manejo Integrado de Plagas.

Para simplificar el término “Plaga”, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), sugiere utilizar este término para englobar a todo organismo capaz de interferir negativamente en la producción agropecuaria, pudiendo éste, referirse a malezas, insectos, enfermedades, nematodos, entre otros.

El objetivo principal de los SAF es determinar cuándo ejecutar el control con base en la favorabilidad para la plaga en función de las condiciones meteorológicas.

Para entender cómo funciona un sistema fitosanitario, es imprescindible conocer primeramente las variables envueltas para la aparición de estas plagas. Enfocándonos en los problemas por enfermedades de las plantas, los parámetros identificados para el desenvolvimiento de síntomas son: (1) ambiente favorable, para iniciar el proceso de infección, desarrollo, propagación y dispersión del patógeno, (2) hospedero susceptible, siendo una planta capaz de ser infectada por un patógeno determinado, (3) patógeno virulento, organismo/biotipo (hongo, bacteria, virus, etc.) capaz de infectar y causar enfermedad en una planta, (4) vector, utilizado normalmente para casos de virus, corresponde al organismo (pulgones, ácaros, cigarritas, entre otros) responsable del transporte y diseminación del inóculo, (5) hombre, responsable de la modificación de los factores mencionados anteriormente a través de la adopción de las prácticas agrícolas recomendadas (aplicación de defensivos, elección de local de siembra/plantación, uso de invernaderos, riego, entre otros). Además de esto, el tiempo (ciclo del cultivo), condiciona la variabilidad de estos elementos, interfiriendo directamente en el ciclo del patógeno.

Además de racionalizar el uso de defensivos agrícolas, definiendo el mejor momento para el control, los SAF también favorecen:

•  Preservación de la microfauna.

•  Reducción en la contaminación de alimentos.

•  Reducción en el riesgo de intoxicación de personas.

•  Reducción en el costo de producción.

•  Reducción del impacto ambiental.

•  Reducción del riesgo de resistencia de plagas hacia los defensivos agrícolas.

•  Aumento de la sustentabilidad del sistema de producción.

El empleo de los SAF objetiva también encontrar un óptimo económico en términos de uso de defensivos agrícolas sin que hayan pérdidas de productividad.

Tenemos que dejar en claro que los SAF no son una medida de control, sí un sistema de apoyo para la toma de decisiones.

En el contexto de las tomas de decisiones, otra información importante para la operación de un SAF, es la previsión del tiempo. En este contexto, el objetivo es también proporcionar los productos para el control en el mejor momento posible. Los atributos que determinan la utilidad de un SAF son confiabilidad, simplicidad, importancia y costo.

De acuerdo con Fry (1982), 3 factores son fundamentales para el desarrollo de un SAF:

•  Comprensión adecuada de las influencias del ambiente (Temperatura [T°], Duración del periodo de mojado [DPM], Lluvia) en el desarrollo de la enfermedad.

•  Tecnología adecuada para la detección del patógeno/enfermedad en el área.

•  Comprensión de la dinámica del patógeno o enfermedad (Epidemiología).

Para lograr una elevada confiabilidad de los SAF, es necesario un sólido conocimiento del patosistema a ser modelado, debiendo ser testado y validado en diferentes condiciones. Para ello, los SAF son clasificados en, Sistemas Empíricos, basados en la colecta y análisis de los datos de la enfermedad y de las condiciones meteorológicas, y Sistemas Fundamentales o Inductivos, los cuales requieren de ensayos en condiciones controladas (T° y DPM), además en condiciones de campo.

¿Cuáles son los prerrequisitos para la adopción de los SAF?

1.    Aceptación por los productores.

2.   Evaluación de la relación costo/beneficio.

3.   Involucramiento de los órganos gubernamentales de investigación y extensión, o asociaciones de productores/cooperativas.

4.   Estructura adecuada para la colecta de datos y difusión de las alertas.

5.   Infraestructura para el acompañamiento de los resultados obtenidos.

Esta herramienta, muy aceptada en regiones del mundo en donde la importancia de generar un producto agrícola con bajos niveles de residuos de agroquímicos o inclusive sin ellos (producción orgánica), puede ser utilizada con el principio de que tendrá un valor agregado significativo, beneficioso para el productor, además de la reducción de los costos de producción e impactos ambientales negativos.