Entre las limitantes que afectan el rendimiento del cultivo de maíz se destacan los problemas fitosanitarios de difícil manejo, que se acentúan ante la presencia de un complejo de síntomas conocidos como la “complejo de achaparramiento”, capaz de causar pérdidas de hasta el 70 % en los rendimientos.
Esta enfermedad es ocasionada por microorganismos (micoplasma, espiroplasma y virus ) que son transmitidos a las plantas por un insecto identificado como Dalbulus maidis, más conocido como la cigarrita. El ciclo biológico de este vector pasa por cinco estados ninfales. Los adultos adquieren un color amarillo pálido y su tamaño tan solo llega a los 3 mm de longitud. Las hembras dejan sus pequeños huevos en la nervadura central de las hojas; luego de la eclosión y crecimiento, los mayores daños se atribuyen cuando estas “cigarritas” infectan al maíz en el estado de plántula.
Los primeros síntomas pueden presentarse después de cuatro a seis semanas de la infección, desarrollando pequeñas manchas amarillas que, en la base de las hojas, se unen a lo largo de la nervadura central. Conforme aumenta la edad de la planta, las hojas adquieren una coloración morado rojiza. Adicionalmente, puede haber proliferación de macollos o brotes axilares, acortamiento de entrenudos y mazorcas poco desarrolladas.
Para su manejo, hasta el momento los productores han venido realizando controles con insecticidas convencionales, sin embargo no se logra la eficiencia esperada de la práctica. En algunos casos, deben programarse hasta diez aplicaciones para obtener resultados, provocando un alto costo ambiental y pérdidas económicas para el productor.
La reciente aparición en el mercado de un insecticida biológico, está permitiendo un nuevo abordaje de la plaga. La nueva tecnología disponible, desarrollada por Rizobacter y formulada a base del hongo Beauveria bassiana, actúa como enfermedad sobre los insectos diana. Una vez aplicada al cultivo, toma contacto con el vector, sus esporas germinan y penetran en la cutícula del insecto, infectando internamente y colonizando sus órganos, provocando el cese de su alimentación y consecuentemente su muerte.
Esta práctica es más efectiva cuando se trata de detener los daños de la cigarrita durante las primeras semanas del cultivo, ya que ninfas y adultos de este insecto chupador tienen marcada preferencia por alimentarse de la savia del follaje de plantas jóvenes de maíz, durante la etapa vegetativa.
El bioinsecticida que ya comenzó a comercializarse en Paraguay es también apto para utilizarse en la producción orgánica. Se recomienda aplicarlo junto a un adyuvante a base de organosiliconas y aceite vegetal refinado modificado para lograr mejor esparcimiento y cobertura sobre la hoja, proteger las esporas del hongo y lograr más asertividad en el objetivo.