Entrevistas

23/01/2023

PAULO HERRMANN, CONSULTOR INTERNACIONAL, EX PRESIDENTE JOHN DEERE BRASIL.

El agricultor, un apasionado, optimista y ambientalista nato. Paulo Herrmann, hijo de agricultores, actualmente ofreciendo servicios desde su emprendimiento HP Consulting House, tras diez años al frente de John Deere Brasil y ser uno de los artífices del crecimiento de la cuota de mercado de la compañía en toda América Latina, fue uno de los disertantes internacionales de la jornada agrotecnológica de Transagro realizada en Nueva Toledo este mes, ocasión en que accedió a una nota para el equipo de Campo Agropecuario Multimedia.

_ P. Cuál es la misión del campo ante una coyuntura dominada, como mencionó, por las tres “C”: Covid-19, conflicto y clima?
_ R. Nuestra misión es la producción de alimentos para una población que va a crecer a 10 mil millones en las próximas décadas. Y tenemos este desafío ante un momento de transición porque hablamos de una disrupción causada por esos tres factores, denominados tres “C”. El Covid-19 cambió todas nuestras vidas; el conflicto entre Rusia y Ucrania puso de vuelta en el debate a temas como seguridad alimentaria o energética. El tercer punto, el clima, pasa por una cuestión de sustentabilidad que entró también 100 % en nuestras vidas. Por lo que, además de producir, tenemos que probar que somos capaces de hacerlo, preservando el ambiente al mismo tiempo.

_ P. ¿Puede citar algunas oportunidades que se presentan para el agro?
_ R. Se va a dar un crecimiento de la población mundial. Independientemente si estamos a favor o en contra, eso va a pasar. La gran parte va a quedar en Asia, que no tiene vocación de agro o no tiene interés en agricultura. Solo China e India, para el 2050, sumarían 4 mil millones de personas, con riquezas que superarían varias decenas de billones de dólares. Es mucha plata y muchas bocas que alimentar. Nuestra misión es alimentar no solo nuestra población sino la que va a estar llena de hambre, pero todo ello en un ambiente de absoluto respeto a la Naturaleza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

_ P. ¿Es factible producir y preservar?
_ R. Producir y preservar es posible porque tenemos tecnología. Sí hace falta comunicar más. El mundo y los citadinos, entendidos estos como gente de las ciudades, no siempre conocen el agro en detalle y, no pocas veces, critican sin conocer. Tenemos la posibilidad de producir alimentos y preservar nuestros biomas. Y la ciencia cumple una función esencial. Si quedamos cortos con nutrientes de la naturaleza química, como potasio, fósforo o nitrógeno, nuestros investigadores buscan otra forma de nutrir a las plantas. Hablamos de insumos biológicos, bacterias, algas, cómo complementar la fertilización básica de NPK. Necesitamos  tener un portafolio de soluciones que no sea solo minerales, también orgánicos es el camino, es el futuro. Todo balanceado no va a faltar nada y la naturaleza va a seguir siendo preservada, al tiempo de seguir produciendo la comida que el mundo necesita.

_ P. ¿Cómo Paraguay puede sacar beneficio de esas oportunidades?
_ R. Una gran ventaja que tiene es que está extremadamente bien ubicado, al ser vecino de Brasil. Cuando el vecino es un gran país, con plan de crecimiento, se puede aprovechar. Ocurre con todos los países, por ejemplo, cercanos a China. Todos crecen. La ventaja paraguaya es que su agro y el brasileño tienen muchos puntos similares, sistemas parecidos, tierras parecidas, tecnologías similares. Además, otro punto favorable a Paraguay es su potencial de crecimiento. Solo el Chaco puede sumar de 4 a 5 millones de ha. más e incluso preservando la naturaleza. También tenemos una gran ventaja al estar ubicados sobre la segunda mayor reserva de agua subterránea del mundo, el Acuífero Guaraní, con una capacidad de alimentar a la población mundial por 2.500 años. Si usamos un poco de esa reserva, no va a faltar, porque hay una recarga periódica, por un ciclo de lluvias, evapotranspiraciones, su aprovechamiento en la planta y su reintegro a través de semillas y frutas. No sacamos agua de nadie, pero sí hay que enseñar a los niños, a los jóvenes la importancia de su conservación y de cómo tomamos prestada el agua de la naturaleza. Pero también hay que usar la tecnología para usar la cantidad exacta de agua que requiere la planta.

_ P. ¿Qué diría a los ambientalistas o a quienes se muestran renuentes a la agricultura?
_ R. Invitaría a que miren al agro con ojos diferentes. El productor es un ambientalista nato porque sabe muy claramente que, si no cuida los recursos naturales, agua, árboles, no va a tener nada para donar a sus hijos. Es lo que precisamos entender. Obviamente hay alguno que otro como en cualquier profesión, están los malos, pero la gran mayoría es altamente responsable. Trata la naturaleza con amor, con cariño. Tenemos que comunicar a la ciudad, porque los citadinos viven sus problemas de polución sonora, ambiental, basuras, cuando somos parte de un mismo todo. Si va bien a unos, va bien a otros. Estamos en el mismo barco. Tomamos todo prestado, pero lo devolvemos inmediatamente. ¿Existe algún pesimista exitoso? No. El agricultor es así. Es optimista, siempre cree que el año que viene va a ser mejor. Además, tiene pasión por lo que hace y sabe que el mundo necesita comida. Somos hacedores de comida.

_ P. ¿Hacia dónde va el mercado de las máquinas, ya que estuvo tanto tiempo y conoce muy bien el segmento?
_ R. En la medida en que las personas salen del campo y van a la ciudad, el éxodo rural que ocurre en todo el mundo, hay necesidad de “reponer” esa fuerza ausente en el campo. Hay menos personas en el campo, pero hay que hacer más comida para las personas que están con la boca abierta. Tenemos que hacer que esos brazos que estaban en el campo sigan produciendo en el agro y en mayor volumen. El gran papel de la máquina agrícola es aumentar la fuerza de los músculos que se quedaron en el campo. Pero al mismo tiempo, los agricultores deben quedarse en repetir funciones, para eso están las máquinas, cada vez más automatizadas, avanzando hacia la inteligencia artificial. La persona al volante debe tener una función más de seguridad, atender que no haya niños cerca, animales, dejar lo otro a las máquinas.