En efecto, según el informe de la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censo, en 1997 el 57% de la población de San Pedro estaba en la línea de la pobreza, mientras que en el informe realizado en el 2019 esa brecha pasó al 36% de la población. En cuanto a pobreza monetaria, el informe oficial indica que ha 160.183 habitantes de San Pedro tienen ingresos inferiores al costo de la Canasta Básica de Consumo. En el departamento de San Pedro se va aumentando la superficie de siembra de cultivos como soja y maíz que son los rubros de rentas de las familias que buscan salir de la pobreza mediante el desarrollo agrícola. En 2019 la superficie de siembra de soja alcanzó las 27.313 hectáreas, mientras que en el arranque del 2020 la superficie alcanzó las 32.707 hectáreas; en cuanto a maíz la superficie de siembra alcanzó las 90.879 hectáreas y en el 2020 la superficie de siembra arrancó con 42.903 hectáreas.
Uno de los ejemplos de progreso es el cooperador del Inbio, Alejandro Colmán, quien tras años de ser uno de los que acompañaba a las marchas campesinas decidió sacarle de la pobreza a su familia y empezó a producir en sus pocas hectáreas de terreno y tras ser asistido por el instituto, dentro del Programa de Agricultura Sustentable con Biotecnología, y empezó a producir rubros de renta como soja y maíz obteniendo muy buenos resultados en su parcela. En la actualidad, Colmán sembró Sojapar R24 y en una parcela, ubicada en el distrito de Lima y hasta donde se trasladaron autoridades del ámbito agropecuario.
Alejandro Colmán.
Oposición ratificada contra uso de semillas ilegales
La Asociación de Productores de Soja, Cereales y Oleaginosas (APS) difundió una posición por el cual ratifica su oposición al uso de semillas de origen ilegal, pero defiende el uso propio de semillas estipulado en la Ley de Semillas y Protección de Cultivares Nº 385/94, reglamentada en el 2012. En un pronunciamiento divulgado el 11 de noviembre, fechado en Ciudad del Este, la APS consideró que se deben diferenciar variedades ancestrales y variedades reconocidas por su mejoramiento genético. Se recordó que las ancestrales son libres, pero una variedad reconocida debe respetarse. La institución instó a no confundir la producción de una semilla para uso propio del productor por una generación de materiales de propagación para negociar. Este segundo punto es un comportamiento que falta a la ética y va en detrimento de las inversiones de semilleros debidamente constituidos que trabajan con calidad. Desde la APS se viene trabajando de cerca con los obtentores y productores de semillas para establecer un marco armónico en donde se reconozca la propiedad intelectual por el desarrollo de estos germoplasmas de alto rendimiento y de buena calidad. La venta y el proceso legal de la distribución y multiplicación de semillas permitirá motivar a las empresas obtentoras y productoras de semillas a emplear ese recurso generado, sumadas a la experiencia en investigación y desarrollo que tienen, a la búsqueda de variedades para cada región específica de nuestro país, ya que actualmente el mercado local, en su mayoría, adopta cultivares de otras zonas, por lo tanto, no tienen adaptación a ciertos microclimas de Paraguay, informó el material de divulgación de la comisión directiva de la APS.